Con tres de cada 10 personas que pagan sobornos para obtener un beneficio, México ocupa el segundo sitio en corrupción de Latinoamérica, de acuerdo con la décima edición del Barómetro Global de la Corrupción (BGC): América Latina y el Caribe, elaborado por Transparencia Internacional.
34% de los mexicanos consultados reveló que pagó un soborno en los últimos 12 meses y el servicio en el que se pagaron más “mordidas” en México fue el de la policía, con 52%, lo que nos coloca por detrás de Venezuela, con 62%.
La corrupción también es un foco rojo en tiempos electorales. Somos el país con más menciones en la intención de compra de votos en Latinoamérica con un 50%. Una de cada dos personas dijo que le ofrecieron sobornos a cambio de su voto.
Pero no todo está perdido, en los últimos dos años el Índice General de Sobornos disminuyó del 51% al 34%.
La corrupción se ejerce por dos vías: desde los ciudadanos que pagan para evadir la ley o su responsabilidad, y; desde los malos servidores públicos que condicionan la prestación de un servicio público, malversan recursos, extorsionan, cometen fraude o nepotismo.
El problema de la corrupción es que tiene efectos multiplicadores negativos en la economía, generando desigualdad y pobreza. Poco a poco se va convirtiendo en una cultura, en una forma de vida en lo que todo está permitido. Es un círculo vicioso, donde todos faltan a las reglas, nadie exige y todo se permite.
La corrupción, en sus diferentes modalidades, genera ese vacío colectivo donde se hunde nuestra sociedad, donde entre todos minamos las oportunidades de nuestros hijos.
En Hermosillo, de acuerdo con un estudio del Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización del Estado de Sonora dado a conocer el pasado mes de agosto, se señala que el 50% de los hermosillenses considera que hay una corrupción muy frecuente.